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La desigualdad tiene fecha de nacimiento (pero no sabemos si de vencimiento)

El Premio Nacional de Ensayo de España, Gonzalo Pontón, revela en su ensayo los orígenes de las distancias casi irreparables entre los que más tienen y menos poseen, con una mirada incrédula sobre el presente, en el que el dinero no solamente marca diferencias entre unos y otros.

El Premio Nacional de Ensayo de España, Gonzalo Pontón, indagó en las raíces históricas de la desigualdad. Quien fue editor periodístico durante varias décadas, hoy ya con más tiempo y dedicación (según él mismo confiesa), se abocó al desafío de ponerle fecha al nacimiento de uno de los flagelos sociales más extendidos y poco reconocidos.
Pontón, señala que ese comienzo de las diferencias marcadas entre ricos y pobres se dio a partir de siglo XVIII, cuando tomó vida la Revolución Industrial.
Así lo afirma en su premiado libro «La lucha por la desigualdad«:

Básicamente, todo arranca en Inglaterra, cuando los terratenientes, “los mismos que ya controlaban el Parlamento”, argumentan que “para que el pueblo progrese convienen grandes instalaciones agrarias y no la profusión de pequeñas y parceladas tierras que dan un limitado alquiler y apenas subsistencia individual; con las nuevas leyes, millón y medio de campesinos deben abandonarlas y se convierten en mano de obra barata…

Este licenciado en Historia, premiado por el gobierno español, remarca que fue esa Revolución Industrial la que puso en el centro de la escena de las mercancías a las materias primas como el algodón. Un producto salido de la tierra, cultivado por esclavos y con un carbón para la maquinaria de vapor que provenía de la propia tierra, como el mismo Gonzalo Pontón remarca y agrega: «Ahí se produce un destrozo social».
A la pregunta de si antes, en la Edad Media, la distancia feroz entre ricos y pobres no existía, Pontón afirma que ella «siempre ha existido, pero hasta entonces era muy estática; en ese instante dará un salto enorme”.

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En nuestra América Latina, el subcontinente con más distancia entre los más ricos y los más pobres, estas diferencias se van superando pero muy lentamente. La economista del Banco Mundial para la región, Joana Silva, reconoció los logros de la región y remarcó que “gran parte del progreso futuro estará anclado en la educación”. La desigualdad no tiene que ver necesaria ni exclusivamente con el dinero, sino con los recursos sociales y culturales para poder hacerse de él.
También contribuyen a una menor desigualdad el empleo en blanco, el aumento del salario mínimo, el cambio tecnológico y la liberalización del comercio (en ciertos sectores productivos) y el auge de los precios de las materias primas. Todo esto sucedió en América Latina y dio sus frutos. Pero el camino está lejos de haberse terminado de recorrer, especialmente con los valores de las materias primas deprimidos, dinero necesario para que el rol activo del Estado vaya mitigando los efectos de la desigualdad entre los sectores más vulnerables.

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A propósito de la desigualdad nuestra de cada día, recientemente la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) se reunió en el vecino Paraguay para evaluar los sistemas de protección social y así mejorar para reducir las desigualdades sociales en el continente latinoamericano.
La organización, a la que la Argentina pretende ingresar (de acuerdo al deseo del gobierno de Mauricio Macri), sostuvo a través del secretario general, Ángel Gurría, que “la protección social es la clave para terminar con la pobreza y la desigualdad que durante tantos años le ha hecho tanto daño a la región”.
Esto significa que hay que defender todos aquellos mecanismos públicos para garantizar a la población condiciones dignas de vida. Estamos hablando de la seguridad social, dentro de la cual, por ejemplo, la salud asoma como un asunto público de trascendencia.
Y aunque parezca algo ajeno al tema, hablar de salud, especialmente del cáncer, es hablar de un factor que pone más distancia entre ricos y pobres. Fue justamente el presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, en su calidad de jefe de Estado y de médico oncólogo, quien puso de manifiesto la deuda de América Latina con sus enfermos.
Durante una cumbre en México sobre cáncer, Tabaré habló de los «países oncológicamente subdesarrollados». En ellos, por ejemplo los de nuestra región, la detección de enfermedades oncológicas en estado avanzado y los problemas en el acceso a un diagnóstico oportuno y un tratamiento indicado complican el panorama. Y para tener un panorama claro del flagelo del cáncer, Tabaré Vázquez llamó a diseñar un mapa mundial que muestre a los países»oncológicamente desarrollados» y a los «oncológicamente subdesarrollados».

Por su parte, en la inauguración de la Cumbre Mundial de Líderes de Cáncer (WCLS, por sus siglas en inglés), el presidente de México, Enrique Peña Nieto, aseguró que «cerca del 70 % de las muertes se producen en los países de ingresos medios y bajos, donde pocos pacientes tiene acceso a un tratamiento». Y que «más del 90 % de los países de ingresos altos ofrecen tratamiento a los enfermos oncológicos, mientras que en los países de ingresos bajos la cifra es inferior al 30 %».

No cabe dudas que ser pobre implica enfermarse más que los que tienen recursos, y ante la enfermedad, tiene menores chances de recuperarse. Una desigualdad manifiesta.
Que una población consuma mucho alcohol y tabaco, que tenga obesidad, que no se cultive una dieta saludable y que no se haga actividad física constituyen todos factores de riesgo para contraer enfermedades cancerígenas. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2015 8,8 millones de defunciones fueron ocasionadas por el cáncer, traduciéndose en que 1 de cada 6 muertes es consecuencia de un tumor maligno.

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Todo esto lo decimos y repetimos una vez más para que quede en claro que ya no alcanza con hablar de pobreza. Hay que debatir sobre la desigualdad, por que al hacerlo, no solo nos referimos a los pobres sino también a los ricos.
Para que haya menos pobres debe haber más tributos de los que más tienen. Y así es como incluso el actual gobierno argentino decidió mover fichas, tibiamente pero desplazadas al fin, para gravar a los grandes capitales financieros para lograr fondos y así sostener el enorme andamiaje del Estado.
Ojalá que esos fondos reunidos sirvan para que la desigualdad en clave argentina siga bajando, algo que en los dos años de gobierno de Cambiemos, lejos de reducirse, se amplió.

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Director de Voz por Vos. Locutor, periodista y docente. Conductor de "Ventana Abierta", lunes a viernes de 12 a 14 (FM Milenium -FM 106.7-). Columnista de temas sociales en Radio Ciudad y docente en la escuela de periodismo ETER.
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