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Estados Unidos y el avance de la heroína: "Ninguna familia está a salvo de esta epidemia"

Jonathan Winnefeld, un estudiante universitario de clase acomodada, murió a los 19 años por un sobredosis de heroína. Es un ejemplo de que el flagelo puede afectar a cualquiera. En la próxima década, 500.000 norteamericanos perderían la vida por el abuso de drogas.

por Lucio Casarini
«Como almirante ayudé a dirigir el ejército más poderoso de la Tierra, pero no pude salvar a mi hijo del flagelo de la adicción a los opioides», dice James Winnefeld, un militar retirado, sobre la tragedia de Jonathan. El relato, publicado como una columna de opinión, es accesible en The Atlantic.com, con el título «Ninguna familia está a salvo de esta epidemia» («No Family is Safe from This Epidemic»).
Jonathan Winnefeld, que seguía un tratamiento para recuperarse de la drogadependencia, fue encontrado sin vida en septiembre en su cuarto de estudiante como consecuencia de una sobredosis de heroína mezclada con fentanilo, una combinación potentísima que suele resultar letal.
«La última fotografía de mi hijo Jonathan fue tomada al final de una comida para estudiantes en el campus de la Universidad de Denver», dice James Winnefeld. La imagen, publicada en The Atlantic.com junto al relato, muestra al adolescente parado en medio de sus padres, los tres sonrientes y distendidos, en un encantador retrato familiar que contrasta drásticamente con la tragedia que estaba por suceder.
«Durante el almuerzo, le pregunté a Jonathan si creía que estaba listo para el próximo año universitario. ‘Papá, puedo manejarlo mientras continúe mi recuperación», dijo. ‘Todo depende de eso'».
«Solo tres días después, Jonathan fue encontrado sin vida en la cama de su dormitorio; fue una de las numerosas víctimas de una carga de heroína mezclada de fentanilo que se había extendido por el área de Denver esa semana», dice James Winnefeld.
«Muchas personas tienen una visión simplificada de la adicción», concluye el padre de la víctima. «Piensan que solo ocurre a personas disfuncionales de familias disfuncionales, o a personas sin esperanza que viven en la calle. Pero nuestra población adicta se extiende a todos los segmentos de la sociedad: ricos y pobres, blancos y negros, hombres y mujeres, viejos y jóvenes».
El drama de Jonathan comenzó con el consumo de sustancias consideradas inofensivas, como alcohol y marihuana. «Ahora entendemos que el uso temprano de marihuana no solo inhibe el desarrollo del cerebro, sino que prepara al cerebro para que sea receptivo a los opiáceos», dice James Winnefeld.
«Por supuesto, al igual que los opioides, la marihuana tiene importantes aplicaciones médicas, y parece dejar una marca menor en un cerebro completamente maduro. Vale la pena examinar si tendría sentido aumentar la edad legal de la marihuana a 25, cuando el cerebro ha madurado completamente».

Bayer, Jim Morrison y Vietnam

«Es una emergencia de salud pública», dijo recientemente Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, sobre la llamada epidemia de derivados del opio, que según el Centro Nacional de Control y Prevención de Enfermedades, podría matar a 500.000 norteamericanos en la próxima década.
Desde el siglo XIX, los opiáceos, como la morfina, se generalizaron en el país como recurso para aliviar el dolor; por ejemplo, fueron populares para tratar a los heridos de la guerra civil norteamericana. Incluso fueron erróneamente considerados una especie de droga milagrosa y se los comenzó a prescribir para una amplia gama de dolencias, también tratamientos relativamente menores, como el alivio de una simple tos.
La farmacéutica Bayer comercializó heroína desde 1898. Sin embargo, a partir de 1920, se demostró que la sustancia generaba adicción y tenía efectos devastadores, y los médicos se volvieron cada vez más reacios a recetar este y otros derivados del opio.
En 1924, como consecuencia de tales diagnósticos, fue sancionada la Ley Anti-Heroína, que prohibió la venta, importación o fabricación de la sustancia. Sin embargo, clandestinamente, el negocio y el consumo continuaron difundiéndose y multiplicándose.
Medio siglo después, la heroína volvió a ser noticia cuando personas famosas como Janis Joplin, John Belushi, Jim Morrison y Lenny Bruce, de quienes la mayoría de la gente ignoraba que eran adictos, murieron por sobredosis de esa droga. Simultáneamente, durante la Guerra de Vietnam, los soldados volvían adictos de Asia, donde la heroína se compraba con facilidad.
En 1971, los legisladores nacionales publicaron un informe explosivo sobre la creciente epidemia de heroína entre los estadounidenses enviados a Vietnam: del 10 al 15 por ciento del ejército era adicto a la sustancia. En tal contexto, ya entonces, el célebre editor político Christopher Caldwell declaró el abuso de drogas como el «enemigo público número uno» de los Estados Unidos.

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Director de Voz por Vos. Locutor, periodista y docente. Conductor de "Ventana Abierta", lunes a viernes de 12 a 14 (FM Milenium -FM 106.7-). Columnista de temas sociales en Radio Ciudad y docente en la escuela de periodismo ETER.
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