Debates

El ¿negocio? de invertir en educación sin buscar la igualdad de oportunidades

No se trata sólamente de elevar el nivel educativo del promedio de la población, sino achicar la brecha educativa, desde los más dotados de conocimientos hasta los que apenas alcanzan el cumplimiento mínimo de contenidos en clase.

Según pone de manifiesto el artículo publicado por eldiario.es se puede afirmar que, en España al menos, se tiene la generación mejor preparada de la historia. Uno de cada tres estudiantes de entre 20 y 34 años que van a la universidad en ese país tienen padres y/o madres con un nivel educativo inferior al segundo de secundaria. Los jóvenes españoles tienen un nivel educativo mayor que la generación de sus progenitores. Otro dato positivo es que en las últimas décadas se ha logrado que el principio de universalidad de la educación esté garantizado. Prácticamente el 100% de las niñas y niños está matriculado desde los 6 hasta los 16 años, la etapa obligatoria. Es más, parece que los años de la crisis y la falta de oportunidades de empleo, incluso han provocado un aumento de las matriculaciones en edades posteriores a la etapa obligatoria, en los 17 y 18 años.

Sin embargo, el autor del artículo, Thomas Ubrich, se pregunta: ¿Qué pasa si analizamos otros indicadores? Indicadores que hagan referencia a aspectos relacionados con la equidad y el derecho a la educación que presenten especial atención a lo que les pasa las niñas y niños tanto dentro como fuera del ámbito escolar.

Si hablamos del rendimiento, éste es inferior a la media de la Unión Europea y de la OCDE: en matemáticas, 10 puntos menos; en lectura, 8 puntos menos y en ciencia, 5 puntos menos. Si nos centramos en la tasa de abandono escolar, España está muy lejos de alcanzar los objetivos de la Estrategia Europa 2020: el 23,6% de los jóvenes entre 18 y 24 años ha abandonado de manera prematura su educación y su formación; este valor duplica a la media europea del 12%. Y si nos referimos al fracaso, escolar tenemos que decir que alrededor del 30% de los estudiantes de secundaria no obtiene el graduado de la ESO. El absentismo escolar no justificado alcanza al 28% de los estudiantes en España frente al 15% en la OCDE y uno de cada tres escolares a los 15 años (35%) ha repetido al menos una vez un curso. Justo con este dato podemos ver cómo las dificultades socioeconómicas agravan la situación: uno de cada dos estudiantes con dificultades socioeconómicas repite curso frente a sólo un 7% de los estudiantes más favorecidos.

Más allá de los datos académicos, hay más aspectos que tienen una relación directa con la falta de oportunidades en el entorno en el que viven las niñas y los niños: uno de cada tres niños de entre 10 y 14 años no visitaron ningún museo en el último año, la mitad no acudió a ninguna exposición y algo más de la mitad no acudió al teatro. Por último, un 35% de la población escolar realiza actividades físico-deportivas menos de dos horas semanales, es decir hay un alto grado de sedentarismo entre nuestras niñas y niños.

Si no se frenan las situaciones de pobreza educativa que se dan entre las niñas y los niños, tendrán como consecuencia una intensificación de las situaciones de pobreza infantil en la que ya viven uno de cada tres niños en España.

Todos estos datos advierten de las situaciones de pobreza educativa que se dan entre las niñas y los niños y, si ese proceso no se frena en algún momento, tendrá como consecuencia una intensificación de las situaciones de pobreza infantil en la que ya viven uno de cada tres niños (32,6%). Éstas pueden enquistarse y la pobreza o exclusión social cronificarse sin posibilidad de retorno. Peor aún, éstas pueden extenderse a otros sectores de la población infantil.

La evidencia científica reconoce que la educación tiene un valor incalculable como mecanismo preventivo en los procesos de pobreza y exclusión social.

Cuando el sistema educativo no es equitativo, muchas niñas y niños se ven limitados en sus posibilidades y oportunidades de aprendizaje. La pobreza educativa no solo obstaculiza su proceso de aprendizaje sino que también afecta a su propia autoestima y les limita y condiciona en su vida adulta.

Es justamente en la infancia cuando tiene sentido invertir en educación de forma prioritaria para combatir la pobreza.

La evidencia científica reconoce —y la experiencia empírica de Save the Children lo corrobora — que la educación tiene un valor incalculable como mecanismo preventivo en los procesos de pobreza y exclusión social. Es justamente en la infancia cuando tiene sentido invertir en educación de forma prioritaria para combatir la pobreza o la exclusión social que afecta a casi tres millones de niñas y niños en España .

La pobreza educativa no solo obstaculiza su proceso de aprendizaje sino que también afecta a su propia autoestima y les limita y condiciona en su vida adulta.

Invertir en educación es invertir en infancia.

SHARE
Director de Voz por Vos. Locutor, periodista y docente. Conductor de "Ventana Abierta", lunes a viernes de 12 a 14 (FM Milenium -FM 106.7-). Columnista de temas sociales en Radio Ciudad y docente en la escuela de periodismo ETER.
PUBLICACIONES RELACIONADAS
Refugiados en Europa: Arriba los negocios, abajo la solidaridad
La tecnología como motor de solidaridad
Pascuas de resiliencia: haciendo del dolor una oportunidad

Deje su comentario

*